El clásico de Madrid, también lo juegan los tecnicos
- andrespalena870
- 14 abr 2015
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MADRID -- A uno se le escapó la Champions League en un suspiro. Al otro, la Supercopa de España, la Copa del Rey y media Liga. Ninguno quiere hablar de revancha. Hechos a las formas castizas, ambos pasan olímpicamente de lo evidente. Carlo Ancelotti y Diego Pablo Simeone se evaden. Se niegan a reconocer una obviedad tan grande como el Big Bang. Y a la vez, se retan. Se piropean, pero siempre con el aguijón listo para recordarse, el uno al otro, que saben cómo lastimarse.
"Es un orgullo competir contra los mejores, y Carlo lo es", señala galantemente Diego Pablo Simeone. Horas antes, Ancelotti había dedicado el mismo elogio al que mañana será su rival: "(Simeone) es uno de los mejores del mundo. Es un honor enfrentarme a él y un problema". Uno gordo, pareciera, pues ya van seis ocasiones en que el joven técnico supera al maestro.
Y hasta ahí llegan las cordialidades.
Meticulosos, orgullosos, ambos, amenazan con usar las armas de rival en su propio beneficio. El italiano, con un plantel superior, en valor de mercado y calidad individual, hace un llamamiento al "coraje". El argentino, con un equipo que compensa sus limitaciones con puro corazón, a un partido bien pensado, estructurado, "activo en cuanto lo defensivo".
La ida de los cuartos de final de la Champions League en que el Atlético de Madrid recibirá al Real Madrid en la cancha del Vicente Calderón este martes comenzó 24 horas antes con un duelo dialéctico entre los entrenadores que tienen tantas, o más, cuentas pendientes entre ellos como los 22 hombres que saltarán a la cancha. Y ambos intentan poner toda la presión a 5 km de distancia.
Junto al río que en el pasado sirvió de frontera entre la civilización y el lado marginal de la capital española ha florecido el Atlético de Madrid. Ninguneado, ese "arroyo aprendiz de río", como lo describe Francisco de Quevedo; el que "pide paraguas si llueve", según López Serrano, el Manzanares comienza a mostrarse amigable con una ciudad que por años lo desdeñó. Lucha por un lugar en la vida madrileña y le roba asiduos al Parque del Retiro. Corredores, ciclistas, patinadores; "viejitos al sol", diría Sabina, y hasta "modernillos" que pasean al perro. Gana con pasos firmes, en estética y fama, esa ribera rehabilitada.
Lo mismo pasa con el Atlético de Madrid del 'Cholo' Simeone. Olvidado el 'Pupas', hoy se trata de un equipo curtido y con carácter capaz de sacar canas verdes al poderoso Real Madrid. Será en ese escenario que un buen día decidió volver a la vida, donde nada más en lo que va de esta campaña el conjunto merengue ha recibido, en total, siete tantos sin poder anotar uno solo, en que tendrá lugar el primer enfrentamiento de la eliminatoria. Quizá por eso Ancelotti se muestra, en principio cauteloso. Se conformaría, incluso, con un empate, que ya es mejoría. Pero orgulloso, desde el fin de semana pasado apela a ese dichoso "minuto 93". Que no se nos olvide que "ya ganamos una Champions a balón parado", amenaza el italiano, que continúa utilizando una carta de presentación cada vez más gastada recordando que es capaz de utilizar el arma más poderosa del rival en su contra.
Pero seis partidos después sin poder derrotar al vecino, el argumento se antoja frágil. Es entonces, cuando Ancelotti recuerda que el pasado no cuenta: "cada partido tiene sus problemas y cada partido tiene su idea".
"No estamos obsesionados con el Atlético de Madrid", espeta, impaciente, incómodo, el experimentado entrenador italiano, cansado ya de que le recuerden que éste será el séptimo enfrentamiento ante el vecino 'pobre' al que no ha podido vencer en toda la temporada.
Mucho ha sufrido el Real Madrid a manos del conjunto rojiblanco en poco menos de un año. No reconoce, ni mucho menos, la ansiedad de su plantel por deshacerse de los rojiblancos, como tampoco Simeone reconoce que su equipo sacrificaría esas tres victorias por haber conservado la ventaja en Lisboa.
"Es un partido distinto", insiste el Cholo que "con futbolistas distintos" intentará continuar haciendo historia al frente del Atlético de Madrid. Aún más cauteloso que su contraparte, cede la estafeta como favorito desde el momento en que "en algunos sectores de la cancha" el Madrid tiene individualidades superiores a las suyas y remata, asegurando casi con convicción que "todo lo anterior queda atrás". O casi, porque bien tuvo a recordar que a su cargo estaba el equipo que en pleno Santiago Bernabéu le arrebató un título de Copa del Rey a los ricos de Chamartín en un partido "intenso y agresivo", que es lo único que le queda al Atlético de Madrid ante un conjunto merengue a la alza.
De venganzas, cuentas pendientes, ni una palabra. Negación, ante todo. Madrileños, pues, ambos. De origen o de adopción, que da igual. Que "lo bueno es llegar con la boina y la maleta de cartón, y a los cinco minutos ser de Madrid", dijera Joaquín Sabina, rojiblanco de corazón y madrileño de adopción, por cierto, que ha de saber de lo que habla...

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